Redescubren un nuevo dibujo de Van Gogh
Cuando una nueva obra de arte aparece, y esta pertenece a uno de los grandes de todos los tiempos, constituye un importante motivo de celebración. Y precisamente eso sucedió con el nuevo dibujo de Vincent Van Gogh que ha sido presentado ayer en Holanda, país natal del pintor. «La colina de Montmartre con una cantera», y fechado en 1886, data de la época en la que el artista estudió en Amberes, ciudad belga. Aunque no se trata de un trabajo preparatorio de un óleo posterior, los expertos confirmaron la autoría de Van Gogh y una feliz coincidencia para el universo de las artes plásticas.
«Gracias a la nueva ilustración, otro dibujo antes rechazado puede ser también atribuido a Vincent. Se trata de La colina de Montmartre, que figura en nuestra colección y cuyo parecido es innegable».
De hecho, Axel Rüger, director del museo Van Gogh se siente feliz por ambos hallazgos, certificados por como es debido por los expertos.
Aunque la presentación oficial de «La colina de Montmartre con una cantera» tuvo lugar en el Museo Singer, de Laren (centro de Holanda). Dedicado a conservar la colección del artista estadounidense William Henry Singer (1868-1943) y de su esposa, ha incluido ambas estampas en una exposición dedicada a las corrientes del Impresionismo, post Impresionismo y Expresionismo.
«Nacieron de la misma mano, y su estilo recuerda a los dibujos que hizo a principios de 1886, iniciados en Amberes y concluidos en París. Son los mismos materiales y temas, y muestran la fase donde Van Gogh se reencuentra a sí mismo, aunque persiste en una línea artística tradicional», explicó Teio Meedendorp, investigador principal del museo homónimo.
Y es que si bien Van Gogh pintó más de 900 dibujos, y llenó cinco cuadernos de esbozos, desde 1970 solo fueron descubiertos nueve fuera de catálogo, además de siete pinturas.
Se cree, incluso, que la imagen de Montmartre y la cantera estaban desde el 2013 en manos de los estudiosos, hasta que fue rastreada.
Cabe decir que Montmartre aparece de forma recurrente en la obra de los pintores que supieron, con su arte, convertir la zona en un centro artístico a finales del siglo XIX.
En esta colina parisina se abrió el restaurante Le Moulin de la Galette, donde se celebraban bailes muy concurridos, que atraían a nombres como Renoir, Toulouse-Lautrec, Picasso, Ramón Casas y el propio Van Gogh. Mientras que el molino en cuestión es de viento y constituye un monumento histórico desde el lejano 1939.