¿Qué relación existe entre las pocas horas de sueño y el TDAH?
Recientemente algunos estudios sugieren que el Trastorno por déficit de atención e hiperactividad tiene relación con la duración y la calidad del sueño, principalmente en los niños, alimentando de esta forma la teoría de otros investigadores que apuntan a que la falta de descanso podría provocar comportamientos que simulan este trastorno.
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad consiste en una alteración del neurodesarrollo gracias al cual no se establecen las conexiones cerebrales y las redes funcionales adecuadas y necesarias en las funciones y capacidades cerebrales. Este trastorno provoca incapacidad para la concentración, así como que conduce a la hiperactividad como bien su nombre o indica, que mayormente se produce en edades tempranas de la infancia y se extiende también a la edad adulta, provocando frustraciones e incapacidades en los seres humanos que la padecen principalmente por señalarla como la causa principal del fracaso escolar que han experimentado. Un reciente estudio afirma que en las personas con TDAH se eleva la melatonina (hormona que regula los ritmos día/noche y las estaciones) un hora y media más tardes en relación a las personas que no padecen este trastorno, provocando que duerman más tarde y menos. El director del Centro de Estimulación Cerebral de Galicia, Javier Cudeiro, afirma que ‘’se desconocen las causas y probablemente existan muchos factores, genéticos y ambientales’’ involucrados en el desarrollo de este trastorno.
Con esta patología existen también problemas de diagnóstico, donde en ocasiones se diagnostica erróneamente, ya que quizás se deba dificultades asociadas a la falta de sueño o a que este no tenga la calidad requerida principalmente en edades tempranas donde esta acción se vuelve incluso más necesaria. Sin embargo el estudio que en principio plantea esta hipótesis, indica que los especialistas aún no se están en disposición de plantearla como una afirmación o una verdad médica o psicológica. No obstante existen una cuantiosa y significativa cantidad de datos que pudiesen corroborar esta suposición, pero aún no es suficiente para plantear un cambio de paradigma, según los especialistas. Por lo que es necesario continuar investigando el tema con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los pacientes que experimentan este trastorno y a la vez establecer diagnósticos más efectivos.