El peligro de roncar
El acto de roncar durante el sueño, suele ser muy común en los seres humanos, principalmente en los hombres. Esto se produce a raíz de una obstrucción del flujo de aire a través de la parte superior de las vías respiratorias, la boca y la nariz y el sonido que se produce, es resultado del choque y la vibración de los tejidos.
No obstante, especialistas aseguran que en algunos casos, los ronquidos pueden ser signo de de un trastorno denominado apnea obstructiva del sueño (AOS), donde la persona deja de respirar por tiempo aproximado de más de diez segundos. Si esto ocurre así, y existen otros síntomas como migrañas en las mañanas, fatiga o cansancio, dolor de garganta, presión arterial alta o dolores de pecho en las noches, entonces es necesario acudir al médico de cabecera o preferiblemente a uno especializado, ya que esto podría estar asociado con complicaciones como enfermedades del corazón o accidente cerebro vascular, problemas de concentración, incluso de conducta y falta de sueño.
La prevalencia de esta enfermedad es sumamente elevada en la población internacional, se considera que esta se presenta en el 40 por ciento de los varones y en el 20 por ciento de las mujeres, cifras que se incrementan con el aumento de la edad. Igualmente se estima que el 45 por ciento de los adultos ronca usualmente, y que al menos un 25 por ciento de estos lo hace en forma frecuente.
Otras de las causas de los ronquidos pueden ser malos hábitos como el tabaquismo y el alcoholismo, situaciones de estrés en la vida diaria, mala postura a la hora de dormir o mal estado del colchón donde realizamos esta actividad y la obesidad, entre otras cuestiones. Igualmente, roncar puede traer graves consecuencias para la salud física y mental, provocando la aparición de pérdida de memoria, dificultad para realizar asociaciones y análisis lógicos, problemas cardíacos, entre otros.
Para evitar los ronquidos los especialistas recomiendan reducir los niveles de estrés y ansiedad, mejorar las condiciones de la cama donde dormimos, intentar que nuestra habitación tenga un ambiente relajado, no cenar con alimentos pesados, practicar ejercicios de relajación y evitar los malos hábitos y vicios como el fumar de forma sistemática.