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jueves, 5 de abril de 2018

Jahantab Ahmadi quiere ser médico

Por Aisha

Cuando el empeño y la necesidad son fuertes, no hay viento huracanado, terremoto o tsunami que haga cesar el deseo de una mujer. Y si es madre, pues el sentimiento es aún más fuerte. Esta historia conmueve. La imagen de una dama afgana haciendo un examen para ingresar a la Universidad, ha trascendido. No se trata solo de su deseo de superación, sino del hecho de que lo hace con su bebé en brazos y sentada en el piso. El afán de lucha y superación de Jahantab Ahmadi, de 25 años de edad, forma parte de una historia digna de contar.

En la provincia de Daikundi, Afganistán, ha dado la vuelta al mundo y son innumerables los corazones que ha tocado esta luchadora mujer que forma parte de una sociedad donde las féminas viven marginadas por los hombres que, en la mayoría de los casos, las reduce a un papel de esclava y procreadoras.

Ahmadi es el símbolo de toda mujer afgana que lucha por conseguir un futuro mejor para sí mismo y para todos los suyos. Forma parte del grupo étnico de los hazaras, quienes residen en la región central de Afganistán y que, al ser una minoría, tienen muchas más dificultades para hacer ejercer sus derechos.

Con tres hijos a los que mantener, esta valiente mujer quiere llegar a convertirse en médico para ayudar a toda su comunidad y llevar adelante su familia, sin dejar de lado su rol de madre.

En la universidad privada NasirKhusraw, Ahmadi necesitaba dar una prueba, pero tuvo que asistir con su bebé pequeño.

No quería privarse de sus estudios para trabajar fuera de casa. “Quiero ser médica, quiero servir a las mujeres de mi comunidad”, afirma.

La imagen difundida y que conmocionó al mundo, la muestra a ella con su bebé sentada en el piso porque, cuenta, el pequeño se sentía indispuesto y no paraba de llorar. Para mantener el silencio y no molestar al resto de los estudiantes, decidió sentarse en el suelo y a la sombra. Ahí, terminó su examen.

Ahmadi vive con su esposo, que aunque no sabe ni leer ni escribir apoya la necesidad de superación de su mujer; y con tres niños menores de cinco años.

La mujer logró terminar la secundaria y se convirtió en maestra de la única escuela pública de su pueblo.

En Afgnanistán la tasa de alfabetización es del 36 por ciento, y la cifra asciende cuando solo se trata de mujeres. Además, entre 1996 y 2001, las féminas tuvieron prohibido asistir a la escuela.

Un profesor de la universidad inmortalizó el momento y las redes sociales hicieron viral su instantánea y la Asociación de la Juventud Afgana lanzó una campaña en internet para ayudarle a financiar sus estudios y recaudó 14.000 dólares, una fortuna en un país donde el 39 por ciento de la población vive en la pobreza.