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jueves, 19 de abril de 2018

Piedras con vida

Por Anitaa

Al mirarlas por primera vez, parece que estamos admirando una escultura de piedra salida de las manos de un gran artista. Nada más lejos de la verdad: son rocas de origen natural y que pueden caminar varios metros y son capaces de crecer en tamaño al contacto con el agua. ¡Y hasta respiran! Sí, es poco creíble, pero no deja por ello de ser cierto. Se les conoce con el nombre de Trovants y habitan en la región de Casteli, Rumania. Su rareza las ha convertido en atracción turística y fuente de discusión en la comunidad científica. 

Por siglos, estas rocas carecieron de valor por parte de la población del lugar. A excepción de su forma redondeada creían que era perfectamente normales iguales a otras. Incluso las utilizaban como material de construcción o para fabricar lápidas ya que son muy abundantes en toda la región. Todo cambió a principios del siglo XXI cuando se descubrieron las extrañas capacidades de estas rocas, por ejemplo que crecen. Claro, que esto no sucede de un día para otro.

Rocas pequeñas de un centímetro o menos pueden crecer varios centímetros cada mil años. El nombre de Trovans —que significa tesoro en rumano— se lo dio un arqueólogo de la región que descubrió las particularidades de la roca formadas de arena cimentada. Están compuestas por un núcleo de mineral y una capa externa de arena. Pueden absolver los minerales del agua de lluvia que se combinan con los químicos que posee, lo cual va creando una presión desde el interior que hace que la roca crezca. En su interior poseen una estructura similar a la de los anillos circulares del tronco de los árboles.

Gracias a ellos los arqueólogos pudieron calcular la antigüedad de algunas piezas, que rondaría en los seis millones de años. De hecho se cree que llegaron hasta allí producto de fuertes terremotos ocurridos en aquel entonces. También tienen la capacidad de movimiento, pueden trasladarse en un promedio de 2,5 mm cada dos semanas. Para poder constatar esto, científicos colocaron gps en algunas rocas y tras dos años de estudio, en 2013, descubrieron que efectivamente podían moverse. Otros investigadores advierten que además pueden reproducirse e incluso respirar, aunque esto sucedería en una escala micro, entre dos y tres semanas por respiración. Es más, hay quienes aseguran que tienen un extraño pulso que puede detectarse utilizando un equipo de alta sensibilidad. De ahí que hoy sean una importante atracción turística. En 2004 se inauguró el museo de reserva natural de Trovants, categorizado como Patrimonio Natural por la UNESCO y adonde llegan todos los años miles de turistas.