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miércoles, 23 de mayo de 2018

Una oleada de arrestos femeninos en Arabia Saudí

Por Elizabeth Almeida

Arabia Saudí es uno de los países más difíciles para ser mujer. Sus escasos logros han venido acompañados de las represiones de un sistema antiguo que siembra la desigualdad en la nación. A apenas un mes de que las mujeres saudíes puedan por fin ponerse al volante, las autoridades del reino han lanzado una fuerte campaña de arrestos que tiene entre sus principales objetivos a las activistas que durante los últimos años han batallado arduamente para lograr que sus compatriotas puedan conducir.De momento, el Gobierno no ha proporcionado ninguna explicación de una nueva oleada de represión que también afecta a otros dos opositores.

Entre las detenidas, destacan Lujain al Hathlul, Aziza al Yusef e Iman al Nafjan, tres conocidas defensoras de los derechos de las mujeres y del famoso levantamiento del veto, según confirmó el pasado viernes Prisioneros de Conciencia, un grupo que aboga por la liberación de los varios disidentes y críticos encarcelados por el régimen del rey Salman.

En concreto, Lujain al Hathlul, de unos 28 años de edad, desafió la prohibición en el año 2014 colocándose al volante de un vehículo. Una acción que junto a la también activista Maysaa al Amudi le costó pasar alrededor de 73 días entre rejas en la región oriental de Al Ahsa. Iman al Nafjan, por su parte, es una reconocida profesora universitaria y bloguera que también había participado en la campaña.

Algunas fuentes no oficiales apuntan que las detenciones han alcanzado también a algunas de las figuras que en la década del 90 del siglo pasado retaron por primera vez a las autoridades circulando por los alrededores de Riad. El decreto real, anunciado el pasado mes de septiembre, entrará en vigor el 24 de junio y es uno de los principales avances impulsados por el príncipe heredero, Mohamed bin Salman, en el marco de un amplio programa de reformas económicas y sociales que busca principalmente acabar con la adicción al petróleo y proyectar una imagen moderada de un país que es cuna del islam más radical.

Apenas dos semanas atrás la unidad de Tráfico del país aseguró a los medios internacionales que estaba todo preparado para que las mujeres del reino comiencen a conducir. El general Mohamed bin Abdala al Basami, director de dicho departamento, pronosticó nuevas oportunidades laborales para toda la población femenina al permitirles también trabajar como taxistas tradicionales o en los servicios que operan gracias a Internet y en instalaciones vinculadas a la seguridad del tráfico.

Los progresos recientes, no obstante, han estado marcados por una fuerte campaña de acoso y arresto de la disidencia del país y de todos aquellos críticos con el ascenso de Bin Salman, que en junio del 2017 saltó hasta la primera línea sucesoria en un movimiento que algunos consideraron un verdadero golpe que trastocó las reglas que hasta entonces regían el acceso al trono.

En el mes de septiembre decenas de clérigos, intelectuales e incluso varios príncipes fueron detenidos por sus duras críticas a la corte y su política exterior, especialmente tras el bloqueo impuesto a Qatar. En noviembre, alrededor de unas 300 personas fueron confinadas durante semanas en el hotel Ritz Carlton de Riad en lo que se catalogó como una purga anticorrupción.

La mayoría ya han sido puestos en libertad tras pactar con la fiscalía la renuncia a una gran parte de su fortuna. A pesar de las promesas de progreso de Bin Salman, Arabia Saudí mantiene en vigor el polémico sistema de tutela masculino.

Las mujeres saudíes no pueden solicitar un pasaporte, viajar al extranjero, someterse a una cirugía, casarse, alquilar un departamento, matricular a sus hijos en el colegio, abrir una cuenta bancaria, deambular por la calle o viajar sin el permiso de un tutor, ya sea su progenitor, cónyuge, hermano o incluso su vástago.

Este sistema ha centrado las numerosas protestas de las saudíes en los últimos años. En el 2016 miles de mujeres firmaron una petición a través de Internet instando a las autoridades a abolir un modelo que se ha convertido en el principal pilar de la discriminación que sufren y que ha llevado al país a ocupar el antepenúltimo puesto en el índice mundial de desigualdad de género de las Naciones Unidas.