No hay trigo limpio
Hasta el país que más presume de democracia y libertad ofrece a sus patriotas dos candidatos a la Casa Blanca con trapicheos económicos no del todo transparentes. Un fiscal de Brasil ha acusado Trump de haberse lucrado de la corrupción durante la preparación de los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro. WikiLeaks pone en duda la benevolencia del instituto benéfico de los Clinton, Bill Clinton Inc., de donde podrían haber sacado dinero para su propio use y disfrute. Mucho quejarse del Partido Popular y su corrupción – que la hay - pero ni aquí ni en la China popular se puede erradicar esta lacra tan arraigada a las prácticas políticas. Dime de qué presumes, y te diré de qué careces – y del dicho al hecho, en Estados Unidos no hay mucho trecho.
Parece ser – según los documentos revelados en la web de Julian Assange – que la familia Clinton se enriqueció gracias a la fundación creada por el expresidente para luchar contra la pobreza y enfermedades mundiales. En los documentos no aparece de forma directa la actual líder del partido demócrata, pero los hechos sucedieron cuando ella era Secretaria de Estado, y a buen seguro los republicanos usarán la información para acusarla de conceder un trato preferencial a los que se portasen bien con la fundación de su marido. Lo que si revelan los documentos es el nombre del asesor personal de Bill – Doug Band – y sus presiones a grandes empresas para que hiciesen donaciones tanto a Bill Clinton Inc como al propio expresidente.
Mucho airear trapos sucios demócratas, pero Donald Trump no se libra tampoco. Tras mil y una polémicas, otra se sube al carro: la investigación del acuerdo de Porto Maravilha, reformado para los JJOO de este verano, revela que la venta de los derechos de construcción “favoreció de manera sospechosa el grupo económico Trump Organization”. El magnate no se ha manifestado, pero un ejecutivo de alto rango involucrado en las Trump Towers de Río ha declarado que las acusaciones no tienen fundamentos. Empieza la cuenta atrás para las elecciones presidenciales norteamericanas, y los candidatos no tienen ni un currículum limpio ni convencen plenamente al electorado.
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